Ciudad de la Investigación, Universidad de Costa Rica

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Fernando Cocimano Es por ello que el antihumanismo teórico de Marx debe ser leído en estrecha relación con la crítica freudiana de la concepción idealista y psicologista del hombre como sujeto cuya unidad está asegurada por la conciencia. Recordemos el modo en que Althusser (1996, 47)
produce este encuentro: Desde Marx, sabemos que el sujeto humano, el ego económico, político, filosófico, no es el centro de la historia; sabemos también, en oposición a los filósofos iluministas y a Hegel, que la historia no tiene centro. sino que posee una estructura que no tiene centro más que en el desconocimiento ideológico. Freud nos descubre a su vez que el sujeto real, el individuo en su esencia singular, no tiene la figura de un ego, centrado en el yo. que el sujeto humano está descentrado, constituido por una estructura que tampoco tiene centro más que en el desconocimiento imaginario del yo. es decir en las formaciones ideológicas en las que se reconoce.
Como se sabe, la crítica de Althusser al humanismo y a las filosofías de la conciencia en general fue leída por distintos autores marxistas (Sanchez Vazquez, Thompson, John Lewis) como una aberración estructuralista que paralizaba, en su desplazamiento del sujeto de conciencia e intención, toda posibilidad de acción política emancipatoria.
En efecto, la recusación del sujeto autoconsciente para conceptualizar los procesos históricos constituye el centro de la polémica de Althusser con el humanismo marxista. En su Respuesta a John Lewis, destinada a poner de relieve la diferencia que separa al materialismo marxista de todo humanismo filosófico, Althusser define al marxismo humanista (categoría en la que ingresan autores tan diferentes como Lewis, el joven Georg Lukács, Jean Paul Sartre) como una reacción teórico política que, apoyándose en los textos de juventud de Marx, se propone combatir la tendencia economicista que desde la II Internacional no dejó de acosar al materialismo histórico.
En ese sentido, el marxismo humanista se propone subrayar, contra cierta concepción fatalista de la historia centrada en la fe en el desarrollo de las fuerzas productivas como condición ineludible del advenimiento de la revolución, que es el hombre el que hace la historia, entendiendo por ello la capacidad del hombre de rehacer la historia ya hecha, trascendiendo, por la negación de la negación. las condiciones dadas (Althusser, 1974a, 22. Aquí debemos señalar que efectivamente la crítica de Althusser al humanismo resulta impensable si no se la piensa en relación con la problematización estructuralista de la pretensión de autonomía y transparencia del sujeto moderno. Pero, como explica Étienne Balibar 85