Ciudad de la Investigación, Universidad de Costa Rica

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Ticio Escobar llama el valor cultual (relativo al culto) y el valor exhibitivo de la obra. En las sociedades llamadas primitivas las expresiones artísticas están al servicio del ritual y portan un valor de uso social.
La sociedad contemporánea desritualiza el objeto, subrayando su valor exhibitivo (la mera contemplación artística. pero, paralelamente, sacrifica el valor de uso social y promueve la apropiación privada del objeto devenido mercancía (Benjamin, 1973, 28. Por eso, en verdad, el arte moderno no es totalmente inútil. en el sentido kantiano del término; siempre tiene, más allá del reino de las formas, funciones que cumplir, aunque no sean las rituales o cotidianas de los pueblos. no es tan puro como pretende.
Escribe en ese sentido Francastel: Ni hoy ni nunca el verdadero arte ha revestido un carácter de gratuidad. Los valores estéticos no son valores separados de toda contingencia, valores inútiles. Sé muy bien que la opinión de Kant ha sido tomada por varios y muy importantes pensadores. pero) no podríamos estar de acuerdo con su fórmula, porque si el arte fuera realmente una finalidad sin fin, o si el artista no se propusiera otro fin fuera de la obra misma, tendríamos que negar al arte todo significado. Y, de hecho, ocurre todo lo contrario: el arte, que ha servido a todas las épocas como medio de expresión y de propaganda, es uno de los vehículos de la ideología de su tiempo. Francastel, 1970, 76)
El hecho de mantener límites insuperables entre los conceptos de arte y la artesanía también ha sido vehículo de ideologías. En el Paraguay, como en toda América Latina, la dominación colonial supuso la privación del estatuto de arte a las expresiones indígenas y mestizas. Por supuesto que ni a los primeros conquistadores ni a los misioneros se les pasó por la cabeza que las manifestaciones 92