Ciudad de la Investigación, Universidad de Costa Rica

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Estela Quintar cotidiano para, desde ese darse cuenta, abrir la esperanza por un mundo más justo como acto y posibilidad.
En esta perspectiva se vuelve imprescindible el convocar a maestros inspiradores por su congruencia con un proyecto liberador como Freire. Desde Simón Rodríguez (Puiggrós, 2005. pasando por Mariátegui (2003) y José Martí (García Fallas, 2004) a la colombiana Lola Cendales. Torres Carrillo y Ortega Valencia, 2011) por ejemplo. Pero también de muchos maestros anónimos que asumieron el enseñar como proceso formativo, sostenidos en la activación de la conciencia crítica como dispositivo didáctico para leer el mundo y condición para hacer conciencia histórica subjetiva y comunitaria. este es a mi entender el gran conflicto y desafío de este amanecido siglo XXI, transido por un despiadado capitalismo totalitario, que gira a partir de los años setenta del siglo XX alrededor de una lógica de razonamiento ya no solo cientifizada sino de una lógica transmutada en pragmática, competitiva y de interés monetarizado, descarnadamente individualista sostenido, muchas veces, en discursos críticos. Esto, en gran medida, queda expuesto en las prácticas, relaciones y representaciones que se impusieron como epistemes institucionales a partir de las políticas públicas para la educación en todos sus niveles, configurando así un determinado tipo de maestro neoliberal devenido de lo que podríamos llamar el sujeto neoliberal (Laval, 30 de marzo de 2015. Qué implica entonces hoy esta categoría existencial, y no solo teórica, para quienes estamos en el campo de la enseñanza en cualquiera de sus niveles educativos en instituciones gubernamentales y no gubernamentales vinculadas tanto a la formación de sujetos como a la producción de conocimiento?
Conciencia crítica, condición para pensar críticamente La conciencia crítica nos enfrenta a dos cuestiones nodales tanto en el sistema educativo escolarizado como no escolarizado; cuestiones 332