Ciudad de la Investigación, Universidad de Costa Rica

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La «aristocracia de intemperie»65 funge como resorte ideoestético en la interrogación del sujeto lírico hacia el protagónico. cómo, tan manso ahora, lo huraño entendido como limitación, auto segregación, fuga natural sabes sufrir tan silenciosamente recordemos el clima sonoro del camposanto y hállese aquí una particular traslación como si te hubiera ilustrado la intemperie. En momento anterior lo metalingüístico enunció la problemática con ironía. cátedra del dicharacho. ahora se es explícito, no solo por la propia utilización del sustantivo en cuestión, sino porque no es interés del sujeto lírico añadirle en su último minuto la salvación por la fe, evidenciándose una solución fatalista, en algún sentido, pagana.
Resulta curioso que los sujetos de los dos últimos casos analizados se vean enfrascados en una lucha con instancias naturales: el barredor se bate con el aire, el enterrador con la sucesión de los días, es decir, con el tiempo.
No es otra que una visión medieval la que representa a un actor de circo en «Grabados para el diario de un niño El payasillo. fuera de su esplendor momentáneo mientras se ejecuta su número. Se refuerza medieval, pues no solo la escenografía define al personaje tienda de ruedas, mantos multicolores, baúl hondo» sino porque la actividad circense en el siglo XXI se ha contaminado con otras artes teatro, danza, canto, performance a tal punto de prescindir de muchas claves de sus padrinazgos, como pudieran ser la domesticación de animales o la magia misma, sustituidos por la espectacularidad de recursos escenográficos y centrando su atención en las posibilidades físicas y actorales del ser humano.
La pasividad raya en lo común, solo por la máscara antes este recurso justificaba limitaciones intelectuales (demencia) o existenciales (soledad) el actor va en busca de su muerte definitiva, el contrasentido de entender en la representación el reino donde el personaje encuentra real satisfacción, a la vez que se libra de los estratos sociales. que hayas inventado una manera de pasar junto al rostro inalcanzable del caballero pálido, más secreta, más tierna». 67 Mientras el payasillo es tomado como motivo, fuera del margen donde es payaso, el momento del desayuno; en «El payaso gordo», 68 entidad doblemente marginada, el personaje es visto y respetado en su esencia a través del prisma de la niñez como único reino autónomo.
En el dejar a sus criaturas en su simplicidad vital, Marruz da entrada, siendo una constante en Visitaciones, a los recursos de la ironía, que aunque conviven en algunos textos con el patetismo ortodoxo, se diferencian en la crudeza de su enunciación. El gordo de «Piruso» justo antes de morir se 413