a a 103 JOSÉ MANUEL VALENZUELA ARCE también confronta los dispositivos mortecinos de la necropolítica mediante decisiones y luchas a favor de la vida y, en no pocas ocasiones, de la supervivencia. La biocultura no sólo se define en la relación agónica entre biopolítica y biorresistencia, pues existen múltiples manifestaciones colectivas que participan en la definición del cuerpo significado. Los procesos de identificación mediados por el cuerpo implican la dimensión biopolítica que refiere a la heteropercepción sobre el cuerpo, la lucha por controlar el cuerpo de los otros, pero también alude a la autopercepción, donde, de manera explícita o implícita, se conforman representaciones y prácticas que cuestionan y resisten a la normatividad, el orden jurídico, los sistemas de socialización y los imaginarios de la biopolítica. No obstante, es importante reconocer que existen múltiples procesos de vida y significación del cuerpo que no se definen en relación con la biopolítica.
La biopolítica posee insoslayable centralidad como parte de las estrategias de poder, lo cual incide en la conformación del sentido de la vida en las sociedades contemporáneas y se expresa en las perspectivas de grupos de poder que intentan controlar a la mujer expropiándole la capacidad de decidir sobre su propio cuerpo, lo cual se presenta de manera visible en el debate sobre el aborto, los dispositivos de control de la sexualidad de los jóvenes, la mutilación genital femenina, la eugenesia, el racismo, los marcos normativos para decidir sobre el consumo de sustancias ilegalizadas por el marco jurídico, los afanes por controlar la sexualidad juvenil, las esterilizaciones forzadas, el poder del mundo sistémico para imponer modelos de belleza que expanden la anorexia y la bulimia.
La biopolítica intenta someter o canalizar la voluntad la percepción de las personas, pero éstas no asimilan de manera acrítica los dispositivos y controles del poder. Los individuos y los grupos sociales conviven de manera reflexiva y crítica con esas disposiciones y generan diversos procesos de biorresistencia mediante los cuales disputan el control y el significado del cuerpo, como sucede con organizaciones y grupos que impulsan la despenalización del aborto o el consumo de drogas, quienes se pronuncian por una mayor libertad sexual, quienes deciden interrumpir un embarazo no deseado, enfrentan la mutilación