Ciudad de la Investigación, Universidad de Costa Rica

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Sara María Lara Flores trabajadores. No es casualidad que una de las primeras grandes máquinas modernas utilizadas en la agricultura fuera la cosechadora de cereales inventada en Estados Unidos y experimentada por Mac Cormick en los inmensos llanos del Middle West y en el centro de California (Dorel, 1985. La primera versión de esa máquina, jalada por varios troncos de caballos, necesitaba de un amplio equipo de trabajadores (a menudo mujeres) para cortar (por eso se lo conocía como segadora. levantar y amogotar (hacer las gavillas) los cereales. Luego, se inventó una engavilladora. también jalada por animales, capaz de levantar del suelo los cereales previamente cortados y atar mecánicamente las gavillas con un cordel de sisal. 26 Finalmente, transformada en un verdadero y monstruoso taller ambulante equipado con una máquina de vapor, esta máquina pudo cortar, desgranar, ensacar el grano y tirar la paja al suelo en una sola operación (conocida como segadora trilladora y luego como combinada. Aun así, solo para hacer funcionar esa máquina se necesitaba un equipo de trabajadores.
Un siglo completo fue necesario, el XIX, para pasar de la simple segadora jalada por animales a la segadora trilladora equipada con su propio motor de combustión. Las innovaciones no solo eran lentas, sino que su difusión se veía restringida por las enormes limitaciones de las comunicaciones. 27 Más tarde, el ferrocarril facilitaría ampliamente la difusión de las nuevas tecnologías. El tractor y la trilladora mecánica, por mucho tiempo movidos con motor de vapor y con extraña semejanza a una antigua locomotora, son los dos ejemplos más característicos de la tecnología de este periodo.
Por sus altos costos y las limitaciones propias de esta tecnología (máquinas difíciles de mover, complicadas de reparar y peligrosas por los 26. Entre 1850 y 1870 la superficie cultivada con cereales en Estados Unidos pasó de a 11 millones de hectáreas, por lo que se dio una enorme escasez de mano de obra para cosechar tal superficie. En esas condiciones, la mecanización era un imperativo. Con la extensión de la segadora engavilladora, fabricada por la International Harvester, la fibra del sisal se volvió un insumo tan importante que esa compañía logró, a partir de 1880, tener el control del mercado mexicano del henequén y con ello disminuir su precio. Entrado el siglo XX, los países desarrollados empezaron a cultivar henequén en sus colonias: los alemanes e ingleses en Kenia y Tanzania, los holandeses en Java y Sumatra, los estadounidenses en Filipinas. Eso marcó el fin del auge de la casta divina yucateca (De Teresa, 1992, 57. 27. Basta señalar que, en 1854, para llevar una segadora trilladora de Michigan a California hubo que transportarla por barco vía el Cabo de Hornos (Dorel, 1985, 488. 480