Ciudad de la Investigación, Universidad de Costa Rica

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26 TODOS DUROS. HIJOS DEL NEOLIBERALISMO convierten en una mercancía y con ello los sujetos contemporáneos se vuelven unos productores de sí mismos podemos ver cómo se actualiza esta tensión entre el hedor y la pulcritud; los cuerpos que caben en la ciudad y participan de los consumos hegemónicos y aquellos, que por el contrario, representan los márgenes, lo excluido, lo segregado.
Justamente el vaciamiento del estado, así como el delego de las responsabilidades en los individuos y ya no en las instituciones coloca al cuerpo en un rol central como territorio de disputa. Este que habitamos es un orden social donde la imagen o la apariencia parecen hablar por sí mismas donde se continúa la relación de subalternidad entre unos cuerpos europeizados, asépticos, intelectualizados, consumidores, masculinos, blancos por sobre unos cuerpos latinos, del barro, caracterizados por la fuerza o el trabajo manual, femeninos y mestizos. Si tomamos en cuenta esta revisión y entendemos que la existencia de barrios marginales o bien de las llamadas villas miseria es la otra cara de la moneda del modelo social hegemónico que avanza en la misma medida en que genera desigualdades, miedos, exclusiones, vemos que esta serie de distinciones entre nosotros y los otros operan sobre un sistema de creencias dicotómico entre hedor pulcritud, barbarie civilización, exclusión inclusión.
Uno de los trabajos de Mario Margulis (2007. por ejemplo, reconoce que los cuerpos de los sectores medios y altos urbanos perciben su cuerpo como maleable, es decir, asumen responsabilidad absoluta por sus propios cuerpos, por su salud, su apariencia y su distancia o cercanía con el modelo hegemónico corporal que proponen los medios de comunicación y las industrias culturales. Es en torno a este cuerpo de la moda occidental que existe una gran actividad económica que atiende desde las cosméticas, las dietas, las cirugías estéticas, las gimnasias, la medicina y la vestimenta. En cambio, en los sectores populares el cuerpo parece ser vivido más como destino (como una realidad material no mutable, salvo por el paso del tiempo y la experiencia) que como algo manipulable o maleable por la propia voluntad. Incluso, dice Margulis, los obstáculos económicos y la predominancia de los fenotipos mestizos alejados del modelo rubio y esbelto dificultan las aspiraciones de los sectores populares a los cuerpos que legitima el aparato mediático.
Así, estos cuerpos no alineados al modelo hegemónico, marcados por lo que Kusch llama hedor, Sarmiento barbarie, Rosa edad de piedra son unos cuerpos que manifiestan la relación entre pobreza y peligro y que los vuelve fuente de riesgo e infunden temor, cuando no indiferencia e Todos duros Bruzzone 2020. indd 26 21 20 12:36