Marta Lamas cercenadas, decapitadas o desolladas son el reflejo más nítido del modelo socioeconómico actual, que configura, mediante la mutilación y desacralización del cuerpo humano un nuevo campo de sentido simbólico. De este contexto monstruoso, del cual ha emergido una aterradora violencia que se ejerce con una atroz crueldad, surgen sujetos capaces de desarrollar, impasibles, esas estremecedoras prácticas. aunque en su gran mayoría estos sujetos son hombres que utilizan la violencia como medio de supervivencia, mecanismo de autoafirmación y herramienta de trabajo (Valencia 2016. cada vez se suman más mujeres que los acompañan, los atienden, les sirven, vigilan a las personas secuestradas, llevan las cuentas económicas de la organización y, también, torturan, mutilan y matan. Ante tal panorama ¿de qué sirve interpretar la violencia contra las mujeres como un crimen de odio machista. Hay que situar esa violencia en su especificidad, pero también dentro de la variedad enorme que hoy existe de formas de vulneración, agresión y crueldad a las vidas humanas.
Por eso creo que un tema prioritario en esa genealogía crítica de la violencia tiene que ser el desgarramiento del lazo social. El lazo social es ese vínculo entre la persona y los otros integrantes de la sociedad, a los que no conoce; es un lazo distinto del lazo familiar o el lazo comunitario, y consiste en una verdadera solidaridad con los demás seres humanos. Cuando se rompe el lazo social, se fractura la cohesión social y se desgarra el tejido social. En México, el lazo social se ha fragmentado y debilitado no solo por las consecuencias de la explotación económica y la dominación política que inciden en y deterioran las condiciones de vida y de trabajo, sino también por los procesos de exclusión y discriminación derivados de creencias. Eso remite al objetivo de este Congreso: la liberación del espacio político religioso del cuerpo de las mujeres. Podrán las feministas desarrollar intervenciones políticas, culturales y legales que habiliten una producción distinta de subjetividades femeninas y masculinas cuando gran parte del movimiento comparte el mujerismo y el victimismo? La liberación se tiene que plantear para todas las personas, como decíamos al inicio de la segunda ola: no hay liberación posible de las mujeres si no hay liberación social. Claro que es legítimo, como una postura estratégica a la Spivak, hacer un llamado 876