Ciudad de la Investigación, Universidad de Costa Rica

Descargar

Marta Lamas una unidad. En estas páginas reflexiono sobre cómo dos creencias feministas el mujerismo y el victimismo impactan el actual entretejido discursivo respecto de la sexualidad y la violencia hacia las mujeres.
Centro mi reflexión en un ejemplo paradigmático: la actual mezcla conceptual, política y legal que se hace entre comercio sexual y trata. Esta imprecisión conceptual, política y legal no es inocua ya que genera más violencia. Concluyo estas páginas con la esperanza de que las feministas seamos capaces de ver la diversidad que existe entre las mujeres y desmontemos tanto el mujerismo como el victimismo inscritos en muchas de nuestras conceptualizaciones e intervenciones. Solo así podremos tomar decisiones con más responsabilidad e incluso podremos acercarnos a un objetivo que compartimos con otros grupos sociales: el de reparar el tejido social de nuestro país, tan desgarrado hoy día.
El mujerismo Mujer es un concepto que implica diferencias entre hembras y machos biológicos, pero que también encubre las diferencias que existen entre las mujeres. Esa es, justamente, la denuncia que hicieron desde los años ochenta y a lo largo de los noventa las feministas llamadas de color y las de los países del Tercer Mundo. ¿Por qué hablar de las mujeres. como si tuvieran los mismos problemas, intereses y necesidades? más bien. qué implica hablar de la Mujer como simultáneamente el objeto y el sujeto de la política feminista? Las diversas tendencias feministas conciben a ese ente que socialmente llamamos mujer a partir de ciertas creencias que dan pie, a su vez, a discursos y prácticas contrapuestas. Las dos creencias que analizo aquí mujerismo y victimismo tienen que ver con uno de los debates más acuciantes dentro del feminismo: el del esencialismo. Dentro de este debate, el mujerismo sostiene que existe una esencia en las mujeres distinta de la de los hombres, y que dicha esencia está en el cuerpo, específicamente en la sexuación. Muchas feministas creen que es sustantivamente mejor que la esencia de los hombres. Un buen panorama de la crítica al etnocentrismo feminista se encuentra en Mohanty (2003a y 2003b. 852