Ciudad de la Investigación, Universidad de Costa Rica

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95 personal de Contrainteligencia tenía fama de ser el más brutal y era temido por los propios militares. Por este medio se vigiló a muchos oficiales que ofrecían dudas en su conducta personal y profesional a criterio del mando en cada período. Los resultados de dicha vigilancia se traducían desde amonestaciones hasta sanciones consistentes en el retiro de los implicados o en la demora en sus ascensos, incluso en algunos casos se llegó a amenazar o ejecutar a oficiales sospechosos de disidencia, de cometer hechos de delincuencia común o simplemente porque deseaban retirarse. De la sección no se pueden salir para irse a la casa porque llevan mucha información, conocen a quién han matado y a quien han masacrado. Dicen que si se les deja salir los matan, pero no me consta esto.
Tienen un número de cabezas para cada uno, cuando han matado más de doscientas o trescientas ya no los dejan vivir y los matan. Por eso muchos destazadores ya no viven, sólo unos pocos lograron salir porque se trasladaron de una actividad a otra; de lo contrario, no hubieran logrado vivir. 214 1019. Hacia finales de 1980, la contrainteligencia ejecutó a los subtenientes Ruano Rodríguez en Huehuetenango y Sosa Castañeda en Poptún porque, al parecer, estaban participando en hechos delincuenciales junto con el subteniente Velasco López, quien al enterarse de las muertes de Ruano y Sosa desertó de la zona militar de Cobán. ²¹5 1020. Otros casos en los que también se realizaron purgas internas al interior del Ejército son el del subteniente Coronado Mus, desaparecido en Huehuetenango en 1980 porque se volvió incómodo para la zona militar. y el del mayor Delio Fernando Mazariegos Ramírez, 2 de la zona militar de Jutiapa, que fue ejecutado en 1985. 216 1021. Estas ejecuciones se hicieron extensivas con mayor rigor a los simples colaboradores de la Inteligencia. La quema de archivo. expresión utilizada para referirse a estos casos, incluyó a personas que participaron en violaciones de derechos humanos o que poseían información comprometedora para el Ejército.
1022. Incluso miembros de la Policía Judicial participaron en esta quema de archivo. En 1981 fueron ejecutados por judiciales pertenecientes al Comando Seis, los subtenientes Leogivildo Polanco Herrera y Mario Morales, en la 12 avenida entre 1ª y 2ª calles de la zona de la capital. 2¹7 1023. La lealtad de los miembros de Inteligencia se aseguraba mediante 214 11431. Abril, 1983. Ixcán, Quiché.
215 Testigo CEH. 103. 216 Ibid.
217 Ibid.